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Existen circunstancias en ortodoncia  que podemos catalogar de cierta complejidad y que el tratamiento únicamente con aparatos puede resultar infructuoso. Un ejemplo sería aquellos casos que por un lado se decide tratar en edad adulta y que por otro la causa es marcadamente esquelética. A partir de cierta edad, no se puede esperar una actuación exitosa sobre la base ósea, ya que la madurez del hueso no permite ciertas modificaciones, debiendo combinar el tratamiento de ortodoncia  con la cirugía ortognática.

Una de estas situaciones es la del  prognatismo (mandíbula avanzada). Se trata de personas en las que existe un crecimiento proporcionalmente mas  acentuado en la mandíbula (inferior) que en el maxilar (superior). Entre sus causas cabe destacar un componente hereditario, aunque no en todos los casos,  ya que existen otras asociadas a alteraciones de la función muscular a nivel buco-facial.

El tratamiento consta de 3 fases. 

  1. Ortodoncia: se preparan las arcadas para la cirugía, consiguiendo de forma individual , la forma  y alineación correctas.
  2. Cirugía : en un maxilar o en ambos  Actualmente con la mejora de las técnicas quirúrgicas los postoperatorios se han reducido enormemente  mejorando la calidad de vida inmediata  del paciente tras la intervención.
  3. Ortodoncia: coordinar arcadas.

Este tratamiento asociado entre la cirugía y ortodoncia permite que pacientes adultos puedan poner fin a una situación que les acompaña desde su infancia, pudiendo suponer una espectacular mejoría especialmente a dos niveles: En primer lugar a nivel funcional, ya que la masticación puede realizarse dentro de un marco de normalidad desconocido por el paciente y en  segundo lugar a nivel estético, tanto bucal como facial.

Queremos  remarcar la conveniencia de que  en edades tempranas a partir de los 6 años,  se realicen los controles oportunos para evitar las graves consecuencias de estos procesos. Efectivamente,  si se inicia el tratamiento en estas épocas el pronóstico mejora ostensiblemente y es muy probable que se pueda evitar que el prognatismo evolucione hasta precisar una solución quirúrgica.  En la práctica,  ya se ha podido constatar que el mencionado factor hereditario  predispone pero no condiciona totalmente la evolución. Hemos comprobado que cuanto antes el joven paciente normaliza su función masticatoria, gracias  a  lo cambios producidos por el tratamiento, mejor es el pronóstico. Cada vez son más los casos que la normalidad conseguida es prácticamente absoluta y todo ello gracias a iniciar el tratamiento precozmente.  De ahí la importancia de acudir al profesional ante la más mínima sospecha de la presencia, aunque sea leve, de un prognatismo.

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